Os presentamos uno de los cuentos ganadores del Concurso que cada Navidad organiza el Departamento de Lengua y Literatura Españolas. Su autor es Andrés, de 1º A.
Érase una vez un niño llamado José. Él y sus padres emigraron a Francia, a buscar trabajo, pero tampoco lo encontraron. Los padres de José se llamaban Fermín y María Dolores.
Un día José descubrió la Navidad, mandó una carta a Santa Claus que decía: ¡Hola Santa! Es la primera vez que te escribo, ya que hasta hoy no te conocía. Bueno que me enrollo, por Navidades quiero: un tren de juguete y que mis padres encuentren trabajo.
Los padres de José no tenían para comer, y si no tenían para comer, imaginaos para regalos.
Cuando José llegó a casa le dijo a sus padres que había descubierto el secreto de la Navidad y los padres le dijeron que Santa Claus sólo iba a las casas de los niños buenos y ricos. José era bueno, pero no rico. José se puso muy triste, pero aún siguió creyendo que Santa Claus iba a ir a su casa.
Llegó el 23 de Diciembre, un día antes de Nochebuena, José estaba muy esperanzado y sus padres decidieron contarle la verdad. Se llevaron a José al salón y dijeron: "José, Santa Claus no existe y nosotros no tenemos para regalos". José se fue llorando a su habitación.
Al día siguiente, José salió a dar un paseo para despejarse; era de noche, José llegó al barrio de al lado, vio a sus amigos en sus casas cenando, y se puso muy triste. De repente, José oyó unos cascabeles en el cielo... ¡Era Santa! José corrió a su casa, se lo contó a sus padres y se fue a dormir. Sus padres decían que lo que su hijo había visto era un producto de su imaginación. Pero a la mañana siguiente cuando José se despertó, corrió hacia el salón, donde se llevó una grata sorpresa... ¡Había un regalo en el sofá! José rápidamente llamó a sus padres, los despertó y les enseñó el regalo, se sorprendieron mucho al ver un regalo ahí; José abrió el regalo, ¡era el tren de juguete! José y sus padres decían que esto era lo más mágico que les había pasado nunca, por ahora.
Una tarde, José estaba jugando con su tren y, de repente, el tren se empezó a iluminar y a parpadear. José avisó a sus padres de tan raro suceso.
Tras unos días el tren creció tanto que llegó a ser del tamaño de un tren de verdad. Esa misma tarde, José y sus padres subieron al tren para verlo por dentro, en ese instante el tren empezó a elevarse, los padres de José se impresionaron mucho y José parecía loco de la emoción que tenía, ya que volar era uno de sus sueños. El tren volaba en dirección al Polo Norte, cada vez hacía más frío. José miró en una taquilla del tren donde encontró unos abrigos para él y sus padres.
El tren aterrizó en el Polo Norte, justo al lado de la fábrica de juguetes de Santa Claus. Salió un elfo que les recibió y les hizo pasar. El elfo presentó a Santa Claus a José y a sus padres. José estaba viviendo el mejor momento de su vida, no se lo creía, estaba conociendo a Santa Claus.
Santa Claus habló con los padres de darles trabajo, comida, una buena educación para José y un buen hogar, si se quedaban a vivir en el Polo. Los padres de José accedieron a quedarse porque a José le hacía mucha ilusión.
Desde ese día la familia de José vivió en el Polo Norte donde fueron felices y comieron perdices.
ANDRÉS. 1º A
No hay comentarios:
Publicar un comentario